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Según los datos del Ministerio del Interior, en el año 2021 se presentaron 8.317 denuncias por delitos contra la libertad sexual que tenían como víctima a niños, niñas y adolescentes. Según ANAR, la tasa de crecimiento de los casos de abuso fue de un 300% entre 2008 y 2020, esto indica que el número de víctimas se multiplicó por cuatro en una década.

La realidad es que cualquier persona puede ser una abusadora, desde un licenciado hasta una persona sin estudios. Puede ocurrir en todas las clases sociales. Cualquier tipo de abuso dejará una huella emocional de por vida, incluso si la víctima es un bebé o tiene pocos meses. 

Por todo esto, la comunidad educativa es un entorno privilegiado para la prevención y la detección. Formarse y tener herramientas es fundamental para nuestros centros educativos.. 

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